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4. Cómo puede la reciprocidad contribuir en la conformación de ambientes justos y armónicos para la convivencia.

“Hoy por ti, mañana por mí”.

La construcción de ambientes justos y armónicos se basan en un respeto mutuo entre compañer@s y en aceptar que todos son diferentes pero, con los mismos deberes y derechos. Ser reciproco implica tratar a los demás de la misma forma en que quiero que me traten.

Cuentos sobre reciprocidad

Cuento andino: “El zorro y el sapo”.


 Este es un cuento muy común en los pueblos originarios de la región andina (Bolivia, Perú, Ecuador). La versión que viene a continuación es de la zona aymara de la provincia de Moho, departamento de Puno, Perú, relatada por el abuelo Francisco Apaza Huanca, el Warankani y dice así:

 Hace muchos años, en aquél tiempo cuando los animales hablaban, se encontraron de pronto en el camino el zorro y el sapo. Como siempre, el zorro que es muy astuto y burlón le dijo al sapo: “oye tú que eres lento al caminar, te mueves y arrastras a las justas, en cambio yo soy veloz, te desafío a una competencia, a ver quién llega primero a la punta del cerro más alto” y añadió además, “si no llegas a la meta, te devoro a ti y a todos los sapos de tu comunidad”.
 Entonces, el sapo muy sobrecogido por el desafío del zorro, porque estaba seguro que iba a perder, pensó un poco y después de un rato le respondió al zorro: “acepto el reto, pero con la condición de que la carrera a la punta del cerro sea mañana bien temprano a las dos de la mañana y partiremos desde la orilla del río, ¿estás de acuerdo?” El zorro sorprendido por la respuesta del sapo y riéndose a carcajadas, porque estaba seguro de que iba a ganar, le dice: “mira eh?, a nada arrepentirse a última hora, porque ya sabes, si pierdes te comeré a ti y a toda tu parentela”. El sapo le miró la cara al zorro y responde: “no hay problema”.
El zorro, para asegurarse de ganar le dijo a su rival: “cada cierto trecho te preguntaré dónde estás y tendrás que contestar diciendo croac, croac”. Al día siguiente, bien temprano, a las dos de la madrugada se ven las caras otra vez el sapo y el zorro en el punto de partida para iniciar la competencia y arrancó la carrera para llegar primero a la punta del cerro más alto de la comarca y como siempre bien astuto el zorro, al poco rato de iniciada la competencia preguntó: “¿cómo estás sapo?”, y el sapo contestó de un lugar más alto que el zorro “croac, croac”. Ah, caramba – se dijo así mismo el zorro “¿cómo puede ser que el sapo esté más adelante que yo, si estoy corriendo más que el viento?”.
 Entonces, le imprimió mayor velocidad a su carrera cuesta arriba y otra vez preguntó: “¿sapo, dónde estás?”. E inmediatamente de más arriba el sapo contestó “croac, croac”. Al escuchar la respuesta del sapo, el zorro corrió con todas sus fuerzas y seguía preguntando a cada rato sobre el sapo y este contestaba “croac, croac”, siempre de más arriba y más adelante que el zorro que estaba desesperado, porque cómo un animalito del que siempre se burlaba por su andar lento, le iba a ganar la competencia y se preocupó al pensar: “¿qué dirán los demás zorros si se enteran que he perdido una carrera con el sapo?”. Entonces, el zorro dijo: “ahora o nunca” y corrió a más velocidad todavía y otra vez preguntó: “¿sapo dónde estás?”. Sin perder el tiempo el sapo contestaba “croac, croac, croac”, siempre desde más arriba. Ante ello el zorro se desesperó, su corazón latía muy fuerte y al poco rato, desde la punta del cerro, el sapo le grita: “¡¡zorro, zorro, ya llegué a la meta, te gané!!”; entonces, como el corazón del zorro estaba trabajando mucho, reventó y murió en el acto y de vergüenza también, por haber perdido la competencia con el sapo.
 Reciprocidad, asociación y cooperación.  La pregunta es: ¿cómo ganó el sapo la competencia al zorro? Aquí parte de la respuesta: Una vez que el sapo había aceptado el desafío de competir con el zorro, llegó a su comunidad muy preocupado y comentó en su familia, quienes le dijeron que mejor era tratarlo en la asamblea, porque además el zorro había amenazado que si ganaba la carrera, se lo comería y a todos sus parientes, amigos y a la comunidad de los sapos. Después de escuchar el relato del sapo atrevido, hubo un gran murmullo en la reunión. Unos decían: “cómo se te ocurre aceptar el reto del zorro, sabiendo que es un animal veloz y nosotros los sapos somos lentos, pues caminamos despacio, rengueando, ni siquiera somos como las ranas que saltan”. Otros dijeron: “calma, calma, vamos a pensar cómo podemos salvar la vida de nuestro hermano sapo y de todos nosotros”. Y de pronto desde un rincón, alguien tomó la palabra y dijo: “fácil, miren, como la carrera va a ser a las dos de la mañana y es todavía muy oscuro, todos los sapitos de la comunidad nos vamos a distribuir en toda la cuesta del cerro, desde la orilla del río hasta la punta. De tal manera que cuando el zorro pregunte: ¿sapo dónde estás?, entonces le contestaremos “croac, croac” y así sucesivamente, cualquiera de nuestros hermanos y hermanas podrá contestar al zorro ,siempre de más arriba, haciéndole sentir al zorro que le estamos ganando. ¿Qué dicen?”. Todos los sapitos asambleístas contestaron: “bravo, bravo, a derrotar al zorro taimado y astuto”. Así acordaron y así se hizo. Por eso perdió el zorro, hasta su vida, por ser burlón y por menospreciar a los demás.
 Arequipa, 25 de Octubre de 2006.


La paloma y la hormiga. Fábula con moraleja.



Obligada por la sed, una hormiga bajó a un arroyo; arrastrada por la corriente, se encontró a punto de morir ahogada.
Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la emergencia; desprendiendo del árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga y la salvó.
La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía ocasión le devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo podría serle útil a la paloma.
Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La hormiga, que se encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón haciéndole soltar su arma.
El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la hormiga pudo devolver el favor a su amiga.

Fin.

Refranes relacionados


“Una mano lava la otra, y ambas la cara”.   

“Hoy por ti mañana, por mí”.

“Con la vara que midas serás medido”.

“Por el árbol se conoce su fruto”.

"Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato es quien lo disimula, más ingrato es quien no lo devuelve, y mucho más ingrato quien se olvida de él".



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